¿Me imaginaste matándote
todas las veces que nos besamos?
Cuando te miraba a los ojos
no veías el brillo
de mi empuñada pupila
ni menos te sangró la boca
con mi afilada lengua.
Caminábamos por las calles
y tras tuyo las sombras de los árboles
te apuntaban con sus grandes ramas.
Pero siempre te sentiste protegida
y nunca miraste para atrás.
Mis dedos corrían por tu vientre
y mis huellas digitales
dormían en tu ombligo.
Eres ta cómica
Podía extrangularte con tu propio pelo,
Y tan dulce
era adicto a tu sabor.
Lo cierto es que te protegí
todo lo que pude
te protegí de todos
excepto de mi.
domingo, 2 de mayo de 2010
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